Opinión · Persona, animal o cosa
EL ROBOT - Siempre llama varias veces.
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Berto Romero
Suena el teléfono. Es el robot. Acostumbra a llamar por las mañanas. El robot siempre espera un segundo antes de comenzar a recitar su mensaje. Suele precederle un chasquido. “Clec. Estamos mejorando la capacidad del adsl en su barrio…”. Si bajas la guardia puede llegar a confundirte, porque el robot sabe imitar muy bien la voz de un ser humano, pero a mí no me engaña. Sé que no es persona, porque no me contesta cuando le interrumpo. “¿Quienes sois?” – le exhorto -“¿por qué mejoráis la capacidad?”, “¿cómo sabéis cual es mi barrio?”. El robot no reacciona ante mis interrupciones. Continúa su discurso.
Su inteligencia es grande. En cada llamada varía su modulación, su tono y su timbre. Cambia de tema con frecuencia. Ahora intenta seducirme anunciándome que he ganado un apartamento en multipropiedad, ahora intenta llamar mi atención proponiéndome una encuesta. Pero yo siempre le detecto. Y le reto. Le dejo con la palabra en la boca, le cuelgo a media frase. Otras veces juego con él, haciéndole preguntas absurdas: “¿quién crees que ganará Eurovisión?”, “¿Te gustan las películas de gladiadores?”. El robot, inalterable, sigue su discurso.
En alguna de sus llamadas el robot ha sido maleducado. Recuerdo que una tarde descolgué el teléfono y, tras la pausa reglamentaria y el chasquido habitual, dijo: “espere un momento, por favor”. ¿Espere un momento?, ¡Inadmisible! ¡Si eres tú quien me llama! Le insulté, le ofendí gravemente, llegué a mentarle a su robótica madre.
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Es vengativo. Anota todas mis afrentas en su “lista negra punto doc” y me devuelve todas esas vejaciones cada vez que llamo a un servicio técnico. Entonces el robot se burla de mí obligándome a seguirle por un intrincado laberinto de opciones. Me hace repetir varias veces “sí” o “no”, o me obliga a vocalizar una y otra vez “nueva incidencia”. Y se regodea, “no le he entendido, repítalo”.
Mi próximo paso en mi particular guerra contra skynet es conectar a mi teléfono otro robot, éste de mi propiedad, y programado para que responda al interlocutor como lo haría yo. Ambos robots lucharán dialécticamente hasta el infinito por la victoria final en esta guerra absurda. Y mientras, yo, por otra línea, charlaré con mi madre.
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